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Montserrat Saladrigas

Ex-propietaria de comercio local

“Pese a que se continuará con la misma actividad comercial, la continuidad familiar sí que se verá interrumpida”

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Antonio Salvador Justicia

Las tiendas de barrio están siendo víctimas del establecimiento de la globalización y del cambio de pensamiento que se produce a raíz de esta. Distintos sectores se ven amenazados ante la llegada de grandes corporaciones que se adueñan del mercado y no permiten que tiendas más sencillas y cercanas a la ciudadanía puedan continuar existiendo. Estos casos también son extrapolables en el sector de la alimentación. Montserrat Saladrigas, antigua dueña de la carnicera Cal Nen de Santa Coloma de Gramenet, ha visto como durante los últimos años han ido cerrado otras tiendas de barrio también dedicadas al sector cárnico, debido a que los grandes centros acaban acaparando gran parte de la clientela. “Los nuevos centros nos ha afectado como a cualquier tienda de barrio, esta ha quedado relegada”.

Cal Nen es el único superviviente que queda en Santa Coloma de Gramenet como proveedor de carne utilizando métodos artesanales y que valoran la calidad de aquello que generan. “En los años 70 éramos seis carnicerías y ahora tan solo hemos quedado nosotros”. Pese a que la tienda, que tras más de cien años ha formado parte de la familia de Montserrat, ha sido adquirida por alguien ajena a esta, Montserrat espera “que se siga conservando el cliente, la calidad y los mismos proveedores”. Pese a que “la gente ha cambiado sus hábitos de comer” y “ha cambiado el concepto de compra y el concepto de consumo”, Cal Nen “no compite con los precios, lo hacemos desde la calidad”. El productor local se ha visto amedrentado ante el cambio de pensamiento que se ha producido en la sociedad y en la forma en que las empresas han aprovechado esta situación. “Los negocios se han globalizado y son todos iguales en cualquier lugar”. “El problema es que los jóvenes no debéis conformaros con lo que coméis, el consumidor debe ser exigente”.

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Conversando con Montserrat Saladrigas antes de comenzar la entrevista. (Paula Gil)

La historia de Cal Nen comienza con los tíos de los abuelos paternos de Montserrat. De ellos pasaron a sus abuelos, después a sus padres hasta llegar a su hermano. Como consecuencia de un ictus que sufrió su hermano, la propiedad del local paso hacia ella, la cual ha llevado el negocio durante los últimos 25 años. Ahora Cal Nen es llevada por una persona ajena a la familia, una chica que era dependienta cuando Montserrat estaba como propietaria. Por este motivo, pese a que se continuará con la misma actividad comercial, la continuidad familiar sí que se verá interrumpida.

Montserrat destaca el gran cambio que se ha dado en los últimos años, tanto a nivel ideológico como estructural. Por un lado, considera que la gente, sobre todo la más joven, ha sufrido una variación respecto a la que se refiere al consumo de calidad. Recuerda como antiguamente las personas se esforzaban en comprar un producto que hubiera estado trabajado en condiciones. La gente se ha vuelto mucho más cómoda en este sentido y esto produce que las empresas, siendo conscientes de esta mentalidad, se aprovechen y dediquen sus esfuerzos en ofrecer un producto menos elaborado, pero en mayor velocidad y cantidad. Esto se acaba convirtiendo en una bola de nieve que cada vez es más difícil de detener.

"La gente se ha vuelto mucho más cómoda, no les importa la calidad"

Ante la problemática que se encuentra en la supervivencia de las tiendas locales, restaurantes como la Lluerna, al apostar por el producto autóctono y de calidad debido a su filosofía del Slow Food, promueven este tipo de comercios más pequeños, como le ocurre a Cal Nen. “Nos ha llegado gente de Barcelona pidiendo butifarra brisa tras haber ido a comer a la Lluerna. Todo lo que sea publicidad para que venga gente a Santa Coloma está muy bien, pero todavía se puede hacer mejor”.

 

Porque no tan solo influye la evolución de la sociedad a un mundo más globalizado o el cambio de pensamiento de la gente. El propio estado dificulta el que tiendas de barrio sean creadas. “A nivel político-administrativo se ponen trabas y una cantidad de cosas…No sé si en otro sitio, pero aquí en España respecto a los autónomos…asusta a la gente. A lo mejor si dieran más facilidades… alguien que quiere empezar un negocio se quiere pagar la seguridad social, pero antes su trabajo debe rendir, por lo tanto, creo que se debería dar más ayudas. Podría ser más fácil, porque de este modo la gente se atrevería más. Los negocios cuestan en arrancar y desde la administración tan solo se dificulta el poder avanzar”.

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Montserrat Saladrigas en plena entrevista (Víctor Márquez)

Locales como Cal Nen permiten ser esperanzadores respecto la supervivencia de las tiendas de barrio, ya que pese a las dificultades que se encuentran debido a los grandes cambios culturales que han sufrido las ciudades, sigue habiendo lugares que apuestan por la calidad, el ofrecer un producto que haya sido bien tratado, a su debido tiempo, sin querer acelerar procesos ni abaratar costes desvalorizando así aquello que se produce. Todo esto ayudado gracias a los restauradores que quieren establecer el estilo de alimentación del Slow Food yendo en contra de la corriente tan fortalecida del Fast Food.

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Entrevista Montserrat Saladrigas

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